Sunday, October 14, 2012

En Noviembre mi voto será por América


En Noviembre mi voto será por América
Por: Ahmed Martel
“Yo honestamente creo que esta es la más clara elección de cualquier otro tiempo en una generación”
“No es solo una elección entre dos candidatos. No es sólo una elección entre dos partidos. Es una elección entre dos diferentes rutas para América.” – Barack Obama, 08/09/2012
Muy dentro de cada uno de nosotros sabemos que el país no marcha bien, aunque algunos no deseen admitirlo. Y no puede marchar bien por una sencilla razón: no se puede cambiar la ruta que llevó a Estados Unidos a convertirse en la primera potencia económica del mundo, sin pagar un precio por ello. Siempre aprendí que en la vida toda causa tiene su efecto, y el sentido común me dice que si deseas cambiar lo que te ha llevado al éxito, espera el fracaso en retorno.
Y es que el modelo económico concebido por los padres fundadores de esta gran nación desde sus inicios: el capitalismo y la empresa privada, el mercado libre, la inversión del capital y los mecanismos que la protegen, la plena libertad política y económica, amparada por un Estado de Derecho capaz de salvaguardar esa estructura monolítica;  está recibiendo el impacto directo de ese “cambio”.En el 2008, el entonces candidato a la presidencia por el Partido Demócrata Barack Obama, lanzó la señal de alarma. En una conversación que sería recogida por todos los medios de comunicación, Obama manifestó su deseo de “repartir la riqueza”. Luego, sus constantes alusiones al “Cambio” despertaron mi atención. El 12 de octubre del 2008, Obama expresó: “Yo pienso que cuando distribuyes la riqueza es bueno para todos”. Aunque suena excelente, en la vida real es un pésimo indicativo. Otros de los aspectos fue el apoyo recibido por Obama de parte del Partido Comunista de Estados Unidos, organizaciones y personalidades de la izquierda nacional e internacional y hasta potenciales enemigos de Norteamérica como Ahmed Yousef, consejero de la organización terrorista HAMAS y Bill Ayers, amigo personal del presidente y miembro de una organización terrorista denominada Weather Underground.   Definitivamente, había que analizar a este personaje más a fondo y su plataforma política, la cual atraía el apoyo de este tipo de personas.
Mientras más buscaba, más hallaba. Según publicara el escritor Steve Baldwin en el The Western Center For Journalism, en su artículo: “El Misterio de Barack Obama Continua”, el equipo legal de Obama había gastado más de $1.4 millones de dólares para bloquear el acceso a sus archivos. ¿Qué escondía Barack Obama sobre él, que era capaz de pagar una fortuna para ocultarlo?  Esa tarea la desarrolló con absoluta autoridad el filme/documental “2016: Obama’s América” actualmente en los cines del país. Por nuestra parte, nos enfocaremos en el tema número uno que preocupa a Estados Unidos hoy: la economía.
Es claro que la economía constituye la base fundamental sobre la que descansa la nación. De ella dependen renglones importantes como la educación pública, la defensa nacional, las inversiones gubernamentales y los programas de asistencia social. Por eso, mientras más débil es la economía, más incierto es el soporte que dichos programas reciben de ésta. Estados Unidos ofrece a las personas de a pie múltiples facilidades para establecer negocios a través de programas, préstamos con intereses bajos, recortes y exención de impuestos y otros mecanismos federales, estatales y locales. Todo ello ha propiciado un terreno fértil para la consolidación de su  actividad empresarial, e inspirado la confianza necesaria en inversionistas de todo el mundo para que inviertan su dinero en el país. Y es justamente ese espíritu de confidencia y seguridad, ese crecimiento permanente de su economía y la protección e incentivo a sus inversiones, lo que ha contribuido al fortalecimiento de la clase media en el país. ¿Por qué? Porque cada nueva inversión, requiere de la contratación de nuevo personal. Y esos nuevos empleados ven con regocijo el aumento de oportunidades para ellos. Su poder adquisitivo aumenta porque al haber más empleos que empleados, estarían en posición de negociar sus salarios. Y con un trabajo estable, al trabajador le sería posible desarrollar su crédito y hasta fundar su propio negocio, lo que lo convertiría a su vez en proveedor de empleos para otros en necesidad. Esa es la dinámica que funciona, la que le ha permitido a Estados Unidos convertirse en la tierra por excelencia de las oportunidades.
Cambie esa dinámica, aumente los impuestos a los dueños de negocios, promueva la filosofía de Obama de que los ricos paguen más e impóngales nuevos controles y regulaciones a su actividad empresarial, que terminarán todos con menos capital para seguir creciendo, limitarás su capacidad de generar empleos y todavía peor, inducirás en ellos el temor a perder su dinero cuando lo invierta. Y ese temor frena el crecimiento de cualquier economía. Y cuando el ambiente se le hace demasiado hostil, no le quedará otra opción que llevarse su negocio al exterior como ha venido sucediendo en proporciones alarmantes. ¿Ayuda eso a la clase media y pobre en el país? Por supuesto que no. El día que entendamos esa dinámica, comprenderemos porqué Estados Unidos representa oportunidades para todos y no para unos pocos. La fórmula “Impuestos a los ricos” funciona porque las masas generalmente actúan por impulso y no analizan. Pero esa fórmula podría terminar con el sistema capitalista tal y como hoy lo conocemos, porque cuando los “ricos” terminen por llevarse su dinero al exterior, el gobierno se vería obligado a tomar el control de la economía, algo que por supuesto haría sin mencionar la palabra “socialismo” para no entorpecer el proceso. Entonces cabrá la justificación por parte del oficialismo y la opinión pública de decir que era lo correcto hacer ante las nuevas circunstancias.
A pesar de las promesas de Barack Obama hace 4 años, sus extensos discursos impregnados de “Cambio”, su posición de “defensor-redentor” de la clase media y pobre del país para garantizarse el voto de la mayoría y sus constantes alusiones a la “repartición de la riqueza para todos”, esta es la realidad:
·       La deuda nacional pasó los $16 trillones de dólares, más de $5 trillones bajo la Administración de Obama en menos de 4 años. ¿Dónde quedaron sus promesas de campaña de reducir los $10.6 trillones de deuda al momento de tomar posesión?  ¿Qué ocurrirá ante la fuga masiva de capital al exterior y los millones de puestos de trabajo que se perderían? ¿Cuánto más se verá forzado a pedir el gobierno prestado para asistir económicamente a tantos desempleados?
·       Más de 23 millones de americanos están sin trabajo hoy ó buscan empleo como resultado del más alto nivel de desempleo en los últimos años.
·       El poder adquisitivo en los núcleos familiares ha caído en unos $4,000 dólares, lo que significa menos dinero para consumir, y una pésima noticia para los negocios que dependen de ese consumo.
·       El precio de la gasolina ha aumentado el doble desde que Barack Obama tomó la presidencia, de $1.95 por galón a $3.87. Ello ha repercutido negativamente no solo en el público que compra la gasolina, sino en el aumento de los productos de primera necesidad que la clase media y pobre en el país consumen; debido a sus altos costos de transportación.
·       El hecho de que 46.7 millones de americanos dependan de los sellos de alimentos, es una muestra de la fracasada política de aumento de impuesto a las grandes corporaciones, obligándoles a reducir su personal, dejándoles en la calle a merced de la asistencia del gobierno.
·       El 50% de los graduados del College están subempleados ó desempleados.
·       Bajo Obama, Estados Unidos fue expulsado del selecto club de países con la AAA, la máxima calificación que otorgan las agencias Standard & Poor y Moody al respecto.
Hoy, a pesar de la triste realidad en que vive Estados Unidos, Barack Obama ha aceptado su nominación para la reelección por otros cuatro años, y en su discurso de aceptación, ha vuelto a alegar las mismas promesas que hiciera 4 años atrás. Sin logros reales que mostrar, con un país al borde de la quiebra y más dividido que nunca, Obama ha decidido no cumplir con la promesa que hiciera al pueblo estadounidense en el 2009: “Si yo no tengo el trabajo hecho en tres años, sólo buscaré un término de mandato”.
Recordemos que en el 2008, Barack Obama fue electo presidente no por su pasado, experiencia y trayectoria, sino por sus habilidades en la oratoria, carisma y las promesas que hizo. Así de inmaduro son a veces los pueblos y eso no es bueno cuando se trata de poner en manos desconocidas nuestras vidas, nuestras familias y las riendas de nuestro país. Hechos como ése, han traído nefastas consecuencias para la vida de las naciones como la proliferación de dictaduras y regímenes paternalistas  de corte autocrático.
Las palabras pronunciadas por Barack Obama de “Cambio”,  “Esperanza” y “Adelante” me recuerdan los llamados del dictador comunista Fidel Castro a través de sus 50 años en el poder: “Esperanza”, “Adelante” y “Porvenir”. En ambos casos, se ha intentado justificar el fracaso de sus políticas anticapitalistas por medio de la tan cacareada “repartición igualitaria de la riqueza”, lo cual ha servido para manipular  eficazmente a las personas y jugar con sus ilusiones y sueños. El propio Winston Churchill fue muy claro cuando expuso su visión sobre el único sistema que es posible construirse como contraparte al capitalismo: “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria.” Y Obama reafirmó su visión: “No es sólo una elección entre dos partidos. Es una elección entre dos diferentes rutas para América”.
Para quienes deseen continuar alimentándose de esas retóricas llenas de euforia por no haber sido capaces de aprender la lección, Barack Obama es la respuesta. Para quienes consideramos un craso error cambiar la ruta que llevó a Estados Unidos a la cima y por la cual estamos aquí, la opción es clara y definida: votaremos por Mitt Romney para Presidente. Y en mi caso personal  más que por Romney, ese voto tendrá un matiz especial: en noviembre, mi voto será por América.

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