En Noviembre mi voto será por América
Por: Ahmed Martel
“Yo honestamente creo que esta es la más clara elección de
cualquier otro tiempo en una generación”
“No es solo una elección entre dos candidatos. No es sólo una
elección entre dos partidos. Es una elección entre dos diferentes rutas para
América.” – Barack Obama, 08/09/2012
Muy dentro de cada uno de nosotros sabemos que el país no
marcha bien, aunque algunos no deseen admitirlo. Y no puede marchar bien por
una sencilla razón: no se puede cambiar la ruta que llevó a Estados Unidos a
convertirse en la primera potencia económica del mundo, sin pagar un precio por
ello. Siempre aprendí que en la vida toda causa tiene su efecto, y el sentido
común me dice que si deseas cambiar lo que te ha llevado al éxito, espera el
fracaso en retorno.
Y es que el modelo económico concebido por los padres
fundadores de esta gran nación desde sus inicios: el capitalismo y la empresa
privada, el mercado libre, la inversión del capital y los mecanismos que la
protegen, la plena libertad política y económica, amparada por un Estado de
Derecho capaz de salvaguardar esa estructura monolítica; está recibiendo el impacto directo de ese
“cambio”.En el 2008, el entonces candidato a la presidencia por el Partido
Demócrata Barack Obama, lanzó la señal de alarma. En una conversación que sería
recogida por todos los medios de comunicación, Obama manifestó su deseo de
“repartir la riqueza”. Luego, sus constantes alusiones al “Cambio” despertaron
mi atención. El 12 de octubre del 2008, Obama expresó: “Yo pienso que cuando
distribuyes la riqueza es bueno para todos”. Aunque suena excelente, en la vida
real es un pésimo indicativo. Otros de los aspectos fue el apoyo recibido por
Obama de parte del Partido Comunista de Estados Unidos, organizaciones y
personalidades de la izquierda nacional e internacional y hasta potenciales
enemigos de Norteamérica como Ahmed Yousef, consejero de la organización
terrorista HAMAS y Bill Ayers, amigo personal del presidente y miembro de una
organización terrorista denominada Weather Underground. Definitivamente, había que analizar a este
personaje más a fondo y su plataforma política, la cual atraía el apoyo de este
tipo de personas.
Mientras más buscaba, más hallaba. Según publicara el
escritor Steve Baldwin en el The Western Center For Journalism, en su artículo:
“El Misterio de Barack Obama Continua”, el equipo legal de Obama había gastado
más de $1.4 millones de dólares para bloquear el acceso a sus archivos. ¿Qué
escondía Barack Obama sobre él, que era capaz de pagar una fortuna para
ocultarlo? Esa tarea la desarrolló con
absoluta autoridad el filme/documental “2016: Obama’s América” actualmente en
los cines del país. Por nuestra parte, nos enfocaremos en el tema número uno
que preocupa a Estados Unidos hoy: la economía.
Es claro que la economía constituye la base fundamental sobre
la que descansa la nación. De ella dependen renglones importantes como la
educación pública, la defensa nacional, las inversiones gubernamentales y los
programas de asistencia social. Por eso, mientras más débil es la economía, más
incierto es el soporte que dichos programas reciben de ésta. Estados Unidos
ofrece a las personas de a pie múltiples facilidades para establecer negocios a
través de programas, préstamos con intereses bajos, recortes y exención de
impuestos y otros mecanismos federales, estatales y locales. Todo ello ha
propiciado un terreno fértil para la consolidación de su actividad empresarial, e inspirado la
confianza necesaria en inversionistas de todo el mundo para que inviertan su
dinero en el país. Y es justamente ese espíritu de confidencia y seguridad, ese
crecimiento permanente de su economía y la protección e incentivo a sus
inversiones, lo que ha contribuido al fortalecimiento de la clase media en el
país. ¿Por qué? Porque cada nueva inversión, requiere de la contratación de
nuevo personal. Y esos nuevos empleados ven con regocijo el aumento de
oportunidades para ellos. Su poder adquisitivo aumenta porque al haber más
empleos que empleados, estarían en posición de negociar sus salarios. Y con un
trabajo estable, al trabajador le sería posible desarrollar su crédito y hasta
fundar su propio negocio, lo que lo convertiría a su vez en proveedor de
empleos para otros en necesidad. Esa es la dinámica que funciona, la que le ha
permitido a Estados Unidos convertirse en la tierra por excelencia de las
oportunidades.
Cambie esa dinámica, aumente los impuestos a los dueños de
negocios, promueva la filosofía de Obama de que los ricos paguen más e
impóngales nuevos controles y regulaciones a su actividad empresarial, que
terminarán todos con menos capital para seguir creciendo, limitarás su
capacidad de generar empleos y todavía peor, inducirás en ellos el temor a
perder su dinero cuando lo invierta. Y ese temor frena el crecimiento de
cualquier economía. Y cuando el ambiente se le hace demasiado hostil, no le
quedará otra opción que llevarse su negocio al exterior como ha venido
sucediendo en proporciones alarmantes. ¿Ayuda eso a la clase media y pobre en
el país? Por supuesto que no. El día que entendamos esa dinámica,
comprenderemos porqué Estados Unidos representa oportunidades para todos y no
para unos pocos. La fórmula “Impuestos a los ricos” funciona porque las masas
generalmente actúan por impulso y no analizan. Pero esa fórmula podría terminar
con el sistema capitalista tal y como hoy lo conocemos, porque cuando los
“ricos” terminen por llevarse su dinero al exterior, el gobierno se vería
obligado a tomar el control de la economía, algo que por supuesto haría sin mencionar
la palabra “socialismo” para no entorpecer el proceso. Entonces cabrá la
justificación por parte del oficialismo y la opinión pública de decir que era
lo correcto hacer ante las nuevas circunstancias.
A pesar de las promesas de Barack Obama hace 4 años, sus
extensos discursos impregnados de “Cambio”, su posición de “defensor-redentor”
de la clase media y pobre del país para garantizarse el voto de la mayoría y
sus constantes alusiones a la “repartición de la riqueza para todos”, esta es
la realidad:
· La deuda
nacional pasó los $16 trillones de dólares, más de $5 trillones bajo la
Administración de Obama en menos de 4 años. ¿Dónde quedaron sus promesas de
campaña de reducir los $10.6 trillones de deuda al momento de tomar
posesión? ¿Qué ocurrirá ante la fuga
masiva de capital al exterior y los millones de puestos de trabajo que se
perderían? ¿Cuánto más se verá forzado a pedir el gobierno prestado para
asistir económicamente a tantos desempleados?
· Más de 23
millones de americanos están sin trabajo hoy ó buscan empleo como resultado del
más alto nivel de desempleo en los últimos años.
· El poder
adquisitivo en los núcleos familiares ha caído en unos $4,000 dólares, lo que
significa menos dinero para consumir, y una pésima noticia para los negocios
que dependen de ese consumo.
· El precio de la
gasolina ha aumentado el doble desde que Barack Obama tomó la presidencia, de
$1.95 por galón a $3.87. Ello ha repercutido negativamente no solo en el
público que compra la gasolina, sino en el aumento de los productos de primera
necesidad que la clase media y pobre en el país consumen; debido a sus altos
costos de transportación.
· El hecho de que
46.7 millones de americanos dependan de los sellos de alimentos, es una muestra
de la fracasada política de aumento de impuesto a las grandes corporaciones,
obligándoles a reducir su personal, dejándoles en la calle a merced de la
asistencia del gobierno.
· El 50% de los
graduados del College están subempleados ó desempleados.
· Bajo Obama, Estados Unidos fue expulsado del
selecto club de países con la AAA, la máxima calificación que otorgan las
agencias Standard & Poor y Moody al respecto.
Hoy, a pesar de la triste realidad en que vive Estados
Unidos, Barack Obama ha aceptado su nominación para la reelección por otros
cuatro años, y en su discurso de aceptación, ha vuelto a alegar las mismas
promesas que hiciera 4 años atrás. Sin logros reales que mostrar, con un país
al borde de la quiebra y más dividido que nunca, Obama ha decidido no cumplir
con la promesa que hiciera al pueblo estadounidense en el 2009: “Si yo no tengo
el trabajo hecho en tres años, sólo buscaré un término de mandato”.
Recordemos que en el 2008, Barack Obama fue electo presidente
no por su pasado, experiencia y trayectoria, sino por sus habilidades en la
oratoria, carisma y las promesas que hizo. Así de inmaduro son a veces los
pueblos y eso no es bueno cuando se trata de poner en manos desconocidas
nuestras vidas, nuestras familias y las riendas de nuestro país. Hechos como
ése, han traído nefastas consecuencias para la vida de las naciones como la
proliferación de dictaduras y regímenes paternalistas de corte autocrático.
Las palabras pronunciadas por Barack Obama de “Cambio”, “Esperanza” y “Adelante” me recuerdan los
llamados del dictador comunista Fidel Castro a través de sus 50 años en el
poder: “Esperanza”, “Adelante” y “Porvenir”. En ambos casos, se ha intentado
justificar el fracaso de sus políticas anticapitalistas por medio de la tan
cacareada “repartición igualitaria de la riqueza”, lo cual ha servido para
manipular eficazmente a las personas y
jugar con sus ilusiones y sueños. El propio Winston Churchill fue muy claro
cuando expuso su visión sobre el único sistema que es posible construirse como
contraparte al capitalismo: “El socialismo es la filosofía del fracaso, el
credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la
distribución igualitaria de la miseria.” Y Obama reafirmó su visión: “No es
sólo una elección entre dos partidos. Es una elección entre dos diferentes
rutas para América”.
Para quienes deseen continuar alimentándose de esas retóricas
llenas de euforia por no haber sido capaces de aprender la lección, Barack
Obama es la respuesta. Para quienes consideramos un craso error cambiar la ruta
que llevó a Estados Unidos a la cima y por la cual estamos aquí, la opción es
clara y definida: votaremos por Mitt Romney para Presidente. Y en mi caso
personal más que por Romney, ese voto tendrá
un matiz especial: en noviembre, mi voto será por América.